domingo, 13 de diciembre de 2015

El Poder de Tus Decisiones


Cualquier día que nosotros deseemos, podemos disciplinarnos a nosotros mismos para hacer cambios importantes en nuestras vidas. Cualquier día que queramos, podemos abrir un libro que abrirá en nuestra mente líneas de nuevo conocimiento. Cualquier día que deseemos, podemos comenzar una nueva actividad de forma constante. Cualquier día que queramos, podemos comenzar el proceso de cambiar nuestra vida. Podemos lograrlo inmediatamente, o dentro de una semana, o dentro de un mes, o dentro del próximo año.

También podemos no hacer nada. Podemos pretender que estamos ocupados. Y si la idea de cambiar nuestras vidas nos incomoda, podemos permanecer como estamos. Podemos elegir descansar en lugar de trabajar, el entretenimiento en lugar de la educación, el engaño en lugar de la verdad y la duda, sobre la confianza. Las opciones están ahí para que nosotros podamos elegir.


Pero mientras maldecimos el efecto, seguimos alimentando la causa.

Como únicamente Shakespeare observó, "La culpa no está en las estrellas, sino en nosotros mismos."

Creamos nuestras circunstancias actuales a través de nuestras elecciones pasadas. Tenemos la capacidad y la responsabilidad de tomar mejores decisiones comenzando hoy mismo. Los que están en busca de la buena vida no necesitan más respuestas o más tiempo para pensar las cosas y llegar a mejores conclusiones. Ellos necesitan la verdad.


Necesitan toda la verdad. Y necesitan nada más que la verdad. No podemos permitir que nuestros errores de juicio, repetidos cada día, nos lleven por el camino equivocado. Tenemos que seguir regresando a esos principios que hacen la gran diferencia en la forma en cómo funciona nuestra vida.

Y luego tenemos que tomar las opciones que traen la vida, la felicidad y la alegría en nuestra vida cotidiana.

Y si me permite el atrevimiento de ofrecer mi último consejo para alguien que busca y necesita hacer cambios en su vida: si no te gusta donde estas, ¡Cambia!, no eres un árbol.


Tienes la capacidad de transformar completamente todas las áreas de tu vida, y todo comienza con el poder de tu propia decisión.

Rhon, Jim. Controle usted su Vida.

jueves, 3 de diciembre de 2015

8 Años de Danza



El ballet folclórico que hoy lleva por nombre “Ave Fénix”, de Santa Cruz de Villagomez, surgió hace aproximadamente 8 años con la intención de contribuir y enriquecer los eventos socio – culturales de su comunidad y resaltar el nombre de Santa Cruz de Villagómez en la región, a través de sus presentaciones en distintas comunidades.


Al mismo tiempo se ha convertido en una excelente alternativa para niños y jóvenes que permite alejarlos de los vicios y ambientes violentos que hoy en día seguimos viendo en el estado de Michoacán y en vez de ello, les permite desarrollar habilidades como el trabajo en equipo, constancia, compromiso y talento, que poco a poco ha ido puliendo y que se ha reflejado en la mejora de las presentaciones.



En el 2007, Alfredo Pérez Beltrán convocó a jóvenes de la comunidad a participar en este grupo. Algunos acudieron al llamado y fue la señorita Antonia Pérez Mundo quien se dio a la tarea de dirigir los ensayos. La primera presentación se hizo el 29 de Noviembre de ese año, con motivo del aniversario de la jefatura de tenencia de Santa Cruz de Villagómez.


Y desde hace 8 años se han venido esforzando para levantar el ánimo y fomentar la cultura, con los mismos jóvenes de su comunidad que han venido participado, algunos han dejado de hacerlo por sus estudios, trabajos y decisiones particulares. Pero los que han seguido lo hacen de todo corazón ya que es voluntario y lo que hasta entonces han logrado ha sido por el compromiso y determinación que tienen como grupo y de las personas que los han apoyado durante éste tiempo.



Todas las disciplinas al igual que la danza requieren de mucha dedicación y constancia, no ha sido fácil seguir el camino que han emprendido, pero ellos saben que tampoco es imposible caminarlo y prueba es que han seguido adelante a pesar de los  contratiempos y tienen muchas ganas de trabajar para seguir poniendo el nombre de Santa Cruz de Villagómez muy en alto.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Leyenda de Mintzita.

Junto a un hermoso lago y bien resguardado por relieves montañosos de México, existió una vez el reino purépecha de Tzintzuntzan. Los habitantes de este reino mantenían una relación armoniosa y estrecha con la naturaleza. Observaban sus ciclos y admiraban su perfección. El agua, el fuego, la tierra y los astros eran los dioses tutelares de este pueblo ribereño.


Huitzingéngari y su esposa, por ser los príncipes purépechas fueron integrados a la nueva nobleza. Él dejó el manto de plumas con los colores reales para vestir el traje español y adoptó el nombre de Don Antonio. Apenas se bautizó, ingresó al colegio fundado por los frailes, donde sorprendía con la lucidez de su pensamiento. Mintzita, mientras, con gran asombro observaba la ciudad de Pátzucaro transformarse con la influencia de los conquistadores. Detrás de la reja de los balcones, Mintzita miraba llegar a las comitivas de la nobleza española. El temor oprimía su corazón. ¡Añoraba tanto su palacio de Tzintzuntzan!

Mientras su esposo se adaptaba sin vacilación a la nueva cultura dominante, Mintzita miraba con timidez a su alrededor. Entraba aterrada al nuevo santuario donde aquel Cristo moría eternamente para encender el sahumerio. A Él, como a sus dioses tutelares, Mintzita pedía que su esposo no se enamorara de alguna de las hermosas jóvenes recién llegadas de lejanas tierras

Soy el príncipe Huitziméngari, el que dejó su manto de plumas y vistió el traje español.

Soy el que aprendió castellano con fray Alonso de la Veracruz.

Nadie podría creer que los indios tuviéramos talento.

Soy el que quedó confundido con la belleza de la española Blanca de Fuenrara.

Soy el que una noche perdió a su esposa Mintzita, y que tiempo después la encontró transformada 

en la mujer más hermosa sobre la tierra y la amó para siempre.

Soy Mintzita, esposa de Huitziméngari, soy la que tuvo que aprender a vivir entre extraños.

Soy la que una noche conoció los ojos azules y la piel blanca de su adversaria.

Soy la que huyó a la isla de Pacanda, la que contemplaba el lago azul,

la que bailaba desnuda noches enteras bajo la luna blanca,

la que hizo a mano el traje más hermoso y lo vistió.

Soy la que regresó con su príncipe sabiéndose la mujer más hermosa sobre la tierra.