lunes, 1 de febrero de 2016

Kurhíkuaeri K'uínchekua 1 de febrero de 2016, año nuevo P'urhépecha; Arantepacua, Municipio de Nahuátzen, Michoacán, México


El fuego nuevo es la renovación sagrada, que marca el inicio del año agrícola.

El comienzo de Juchári Jimbáni Uéxurhini; el Año Nuevo P'urhépecha.

Durante el día de hoy, quienes pertenecemos al pueblo purépecha pedimos por que nuestra espiritualidad, filosofía y pensamiento p’urhépecha se mantenga viva y perdure en la memoria colectiva de nuestra gente, para que se respeten nuestros usos y costumbres, para mantener nuestro arraigo cultural, territorial y nuestro sentido de pertenencia; pedimos por nuestra madre tierra Naná Echéri, por nuestro sol Tatá Jurhíata, por el agua Tatáitsï, por el aire TatáTarhéata, y por el fuego Tatá Ch’jpiri.

El ritual se remonta al período prehispánico, época en la que se realizaban diferentes ceremonias en honor a las deidades de la Cultura Purépecha, en él, las 4 regiones p'urhépecha iniciaban el Juchari Uéxurhini, que rememoraba el gran rito al Fuego, mediante el que pedían ayuda para dirigir la guerra, ganar batallas y extender el territorio de Kurhikuaeri.

Actualmente, la celebración de Kurhikuaeri K'uinchekua se lleva a cabo precisamente éste día, con base en el conteo que los antepasados p'urhepecha hicieron del calendario que les regía, y en el conocimiento que de manera oral fue trasmitido sobre la observación del firmamento.

En el momento que la Constelación de Orión se encuentra a la mitad de su recorrido, poco antes de la media noche, sucede el cambio de ciclo agrícola para el pueblo p'urhepecha. Ambos elementos, se tomaron como base de la memoria de su origen histórico, y se acordó, iniciar el reencuentro p'urhépecha contemporáneo, a partir del día 1 de febrero del año de 1983.

Así, unidas, las cuatro regiones del pueblo p’urhépecha, Juátarhu, la montaña; Eráxananirhu, la cañada; Tsakápundurhu, la ciénega de Zacapu; y Japúndarhu, el lago caminan como hermanos al sitio donde el fuego nuevo que se enciende este día, iluminará a su pueblo durante todo el ciclo.


Todo es fiesta, música, danza, y a la vez ceremonia, celebración de acuerdos, unión de fuerzas, de anhelos y objetivos; es el momento en el que nos detenemos a reflexionar sobre el ciclo que cierra y nos preparamos para el que comienza, como personas, como comunidad, con nueva y renovada energía.

Y al unísono decimos: ¡JuchariUinápekua!  ¡JuchariUinápekua!  ¡JuchariUinápekua!